Una de las películas mas sangrientas y terroríficas que e visto en mi corta vida hasta ahora es demasiado intensa combinando masacres y terror familiar también hay bastantes desmembramientos lo que la hace una película no apta para personas a las que no les gusta la sangre o que tienen un estomago flojo ademas el hecho de que esta basada en hechos reales le agrega un poco de terror extra por decir algo
sigue la típica historia de terror un grupo de jóvenes se encuentra con un maniático lo que le quita un poco de creatividad pero al final termina siendo una buena pelicula
Necesitas ver estas series si te gusta el suspenso.
Black Mirror
La serie gira en torno a cómo la tecnología afecta nuestras vidas, en ocasiones sacando lo peor de nosotros; Brooker ha señalado que cada episodio tiene un tono diferente, un entorno diferente, incluso una realidad diferente, pero todos son acerca de la forma en que vivimos ahora y la forma en que podríamos estar viviendo en 10 minutos si somos torpes.
Varios niños de una pequeña ciudad del estado de Maine se alían para combatir a una entidad diabólica que adopta la forma de un payaso y desde hace mucho tiempo emerge cada 27 años para saciarse de sangre infantil.
Cuando una joven monja se quita la vida en un aislado monasterio de clausura en Rumanía, el Padre Burke (Demián Bichir), un sacerdote con un pasado vinculado a los encantamientos que le persigue, es enviado por el Vaticano para investigar este suicidio junto a una novicia (Taissa Farmiga) a punto de tomar sus votos. Juntos investigarán el impío secreto de la orden y se enfrentarán a la entidad demoníaca Valak con la forma de la misma monja que anteriormente ya horrorizó a la audiencia en Expediente Warren: El Caso Enfield (2016), mientras arriesgan su propia vida, su fe y hasta su alma en esta abadía ahora convertida en un campo de batalla entre vivos y condenados.
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3%
Se desarrolla en un futuro distópico en Brasil en el que a las personas se les da la oportunidad de ir a la «mejor cara» de un mundo dividido entre el progreso y la devastación, pero solamente el 3 % de los candidatos va a tener éxito.
Después de que un niño cae inexplicablemente en estado de coma,
fenómenos espeluznantes se suceden ante la impotencia de sus padres, que
recurren a una médium para descifrar el misterio.
Dalton es un niño normal que, una mañana cualquiera, sin motivo aparente, amanece en estado de coma. Sus padres Josh y Renai Lambert (Patrick Wilson y Rose Byrne) lo llevan de inmediato al hospital, donde les informan que el estado de Dalton no tiene explicación médica.
Versión contemporánea del clásico del cine de terror. Un grupo de adolescentes de los suburbios empiezan a ser perseguidos por Freddy Krueger, un asesino de aspecto terrible y con el rostro quemado que trata de acabar con ellos mientras duermen. Necesitan, pues, permanecer despiertos para protegerse mutuamente. Pero, si duermen, no hay escapatoria.
Los críticos comparten un mismo ranking de fobias. En el tercer lugar de su lista negra nos encontramos con las secuelas. A mayor número de entregas, peor tiene que ser la calidad de la saga, siempre y cuando no venga un director de renombre que la revitalice (léase el caso de Batman, por ejemplo). En segunda posición se mantienen desde hace tiempo las comedias románticas. Jamás superarán las tres estrellas, a no ser que Anne Igartiburu se convierta de la noche a la mañana en colaboradora de la Fotogramas. Y en el primer puesto, a larga distancia de las demás, se encuentra el género más denostado por el sector intelectual, el que nunca logrará superar a la obra original, condenado a ser siempre un producto innecesario. Sí, hablamos del remake, de la reposición, del refrito.
¿Algún crítico albergaba esperanzas sobre la Psicosis de Gus van Sant o sobre El planeta de los simios de Burton? ¿Alguno pronostica que El equipo A será mejor que la mítica serie ochentera? Está claro que no. De la misma forma, con idéntica predisposición, todos esperaban con sus bolígrafos en alto la llegada del nuevo Freddy Krueger y, como no podía ser de otra forma, las reacciones no han sorprendido a nadie. “Filme innecesario”, “cuenta lo mismo que el título original de Wes Craven pero sin elegancia”, “No hay novedades”.
Cuando los niños comienzan a desaparecer en la ciudad de Derry, Maine, un grupo de niños pequeños confrontan sus mayores temores al enfrentarse a un malvado payaso llamado Pennywise, cuya historia de asesinato y violencia data de siglos.
Lo que se cuenta en el filme está bien narrado, gracias a la maña de un
director como James Wan, con su experiencia en cine de terror. Está vez
no se trata de un exorcismo a una sola persona, sino de exorcizar una
casa, sí, una casa entera es la que está poseída: ¡a quien no quiere
caldo, dos tazas!
A veces, la presencia enigmática es de espíritus chocarreros; en
efecto, bastante crueles. Sin embargo, en otras secuencias, se trata de
un asunto del demonio metido en cuerpos ajenos. Es algo discordante,
pero lo eficaz es la manera de jugar con opuestos: lo real y lo irreal.
Es así como lo monstruoso se mezcla con lo extraño, lo raro con lo insólito y el susto con el suspenso. En esto, si se nos permite el término, El conjuro es una película fervorosa consigo misma: sabe meter miedo a las personas más candorosas o incautas y atento suspenso a los espectadores más escépticos o recelosos.
Con buen manejo del espacio fílmico y de los decorados (sobre todo
dentro de la casa, aunque con algunas soluciones ilógicas, como
personajes que se pierden entre paredes y aparecen fácil por las gradas
al subterráneo que todos conocen: ¿por qué a nadie se le ocurre buscar
por tan manoseado lugar?), con ello y con interesantes movimientos de
cámara, se crea la necesaria atmósfera de tensión.
El género de terror es uno de los más populares entre el público y seguramente también el que reciba un mayor desprecio por parte de los grandes entendidos. Su tendencia a repetir mil veces la misma fórmula con desafortunados resultados es una de sus mayores lacras. Cierto que ocasionalmente surge alguna cinta de corte más tradicional perfectamente disfrutable, pero a la hora de la verdad todos nos acordamos de las – que al menos creemos- grandes pioneras como referencia. ‘El exorcista’ (‘The Exorcist’, William Friedkin, 1973) es una de las películas fijas cuando se habla de las mejores películas de terror de la historia, tanto por su función como génesis del cada vez más ingrato cine de exorcismos como por sus méritos artísticos.
He de reconocer que ya había visto dos veces ‘El exorcista’ con anterioridad al visionado ex profeso para hacer esta crítica a la carta con desigual resultado. La primera me tuvo en tensión durante casi todo el metraje, en especial en su tramo final, pero la segunda, acompañada de varios amigos, acabé riéndome la mayor parte del tiempo. Sin embargo, hace más de 10 años de ese último visionado, por lo que la oportunidad que me habrás brindado de volver a verla ha servido para desempatar. ¿El resultado? Mucho más cercano a mi primera impresión que a la segunda.